martes, 1 de noviembre de 2011

dia de muertos

LA CELEBRACION EN LA ACTUALIDAD
Esta celebración conserva mucha de la influencia prehispánica del culto a los muertos, las encontramos en Tláhuac, Xochimilco y Mixquic, lugares cercanos a la ciudad de México. En el estado de Michoacán las ceremonias más importantes son las de los indios purépechas del famoso lago de Pátzcuaro, especialmente en la isla de Janitzio. Igualmente importantes son las ceremonias que se hacen en poblados del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca y en Cuetzalán, Puebla.

Sobre sus altares encienden velas de cera, queman incienso en bracerillos de barro cocido, colocan imágenes cristianas: un crucifijo y la virgen de Guadalupe. Ponen retratos de sus seres fallecidos. En platos de barro cocido se colocan los alimentos, estos son productos que generalmente ahí se consumen, platillos propios de la región. Bebidas embriagantes o vasos con agua, jugos de frutas, panes de muerto, adornados con azúcar roja que simula la sangre. Galletas, frutas de horno y dulces hechos con calabaza.
Ofrendas
Una manera de decir que el recuerdo de sus seres queridos ocupa el sitio sagrado que corresponde a un altar y se les lleva flores, adornos, confituras y alimentos por que tratan de vivir la imposible ilusión de verlos compartir con ellos como si no existiera entre ambos el abismo misterioso que separa la vida de la muerte.
Cada uno de los materiales que conforman un altar, tiene un significado especial.
El altar se levanta sobre una mesa cubierta con un mantel bordado o deshilado, dos arcos de carrizo adornados con flores de papel de china abombado; a este conjunto se le llama portada o retablo. El pan de muerto es en forma de difunto y lleva un nombre.
Se adorna también con abundancia de flores de zempoaxochitl (nombre de flor anaranjada llamada también flor de muerto, cuyo símbolo es de tristeza).
Se colocan cortinas y carpetitas de papel de china picado. Iluminan las ofrendas con veladoras y velas puestas en botellas cubiertas con papel de china.
En el altar de muertos se enciende una vela a cada persona, llamándole por su nombre al encenderla.
A ambos costados se ponen ofrendas, preparan chocolate, atole y otros platillos.
En los altares domésticos, arreglados con flores, se colocan los manjares y las velas; tantas, cuantos son los infantes muertos que la familia todavía recuerda; por eso el 1 de noviembre es nombrado "día de los angelitos".
En muchas partes la gente forma un sendero con pétalos de zempoaxochitl, desde el altar hasta la calle, para que las almas encuentren el camino.
El 2 de noviembre las velas y los platillos aumentan de número: el arroz con leche, los camotes en dulce y gelatinas, agregando carnes -en los diferentes moles-, tamales, cigarros, y café. Se hornean calabazas y panes especiales de muchas formas, tamaños y colores, a veces son descomunales y representan seres humanos. En ocasiones, parte de las viandas se llevan al cementerio, junto con las velas y los zempoaxochitl, la clásica flor de difuntos en nuestro país.
Cualquier visitante es agasajado con comida, que la gente ofrece en nombre de sus muertos, con la creencia de que, si dan, recibirán más en el futuro por intercesión de sus fieles difuntos.

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