Dado que una
narración es un encadenamiento de sucesos, las relaciones sintácticas fundamentales que se dan son de naturaleza causal y temporal: un hecho lleva a otro y, por lo tanto, existe fluir temporal. En este sentido, es frecuente en un
relato el uso de
conjunciones o locuciones conjuntivas que indiquen 'causa' y 'consecuencia', y
adverbios y locuciones adverbiales de 'tiempo'. También, por su utilidad para señalar 'hechos que se van sumando unos a los otros', es frecuente el uso de la
coordinación copulativa. En cuanto a la modalidad clausal, es lógico el predominio de cláusulas aseverativas.
Dado que el fluir temporal es un aspecto básico y caracterizador de una
narración, las formas verbales desempeñan un papel fundamental. Los tiempos verbales más usados para narrar son los de
aspecto perfectivo, esto es, aquellos que presentan la acción como acabada. Esto es así porque son los que permiten ir encadenando las distintas acciones una después de las otras a medida que van concluyendo. El tiempo verbal más habitual es el 'pretérito perfecto simple o indefinido', además de los distintos tiempos compuestos que también son perfectivos.
También narra sucesos extraordinarios o reales, según el autor decida.
Por su significado, abundan necesariamente los
verbos de movimiento, de acción y de lengua.